Hábitos saludables para el cerebro y su relación con la enfermedad de Alzheimer.

El Alzheimer es el tipo de demencia más frecuente, de cada 10 casos de demencia, más de la mitad son diagnósticos de Alzheimer. Esta es una enfermedad neurodegenerativa, que es progresiva e irreversible e implica un coste muy alto que incluye a la salud física, salud psicológica (emocional), un coste social y sin dudas económico; vale decir que no solo para el afectado, sino que también para su círculo próximo, principalmente la familia.

Lamentablemente a la fecha no disponemos de un tratamiento curativo o capaz de modificar el curso progresivo de la enfermedad, aunque hay muchos esfuerzos para conseguirlo. Y mientras esto ocurre es importante que pongamos el foco en el campo de la prevención y que nos preguntemos si podemos hacer algo a tiempo, antes de que se presenten los síntomas y el diagnóstico, ¿pero qué podemos hacer entonces?

En este artículo se brindarán algunas claves del cuidado de la salud, que repercuten en la salud cerebral y que sin dudas pueden ser de gran utilidad implementarlos.

En concordancia con las últimas investigaciones científicas, sabemos que las estrategias de prevención fomentarán el sostenimiento y la incorporación de hábitos favorables para la salud y que en caso de presentarse la enfermedad disponer así de mecanismos capaces de contribuir en el proceso de enlentecimiento de la progresión de los síntomas y por ende mejorarian la calidad de vida tanto de la persona afectada como de su familia.

Debemos tener presente que los cambios a nivel cerebral se producen mucho tiempo antes de que los síntomas aparezcan, hablamos de unos 10 años mínimamente, y esto significa que una persona puede estar teniendo señales de cambios en su cerebro que son propias de Alzheimer, pero que a nivel clínico aún no presente síntomas, como los conocidos olvidos y despistes de la memoria o los cambios en el estado de ánimo.

Relación entre el corazón y el cerebro

Sabemos que hay algunas rutinas y hábitos que podemos incorporar o sostener para prevenir el riesgo de Alzheimer, pero antes de presentarlas es necesario comprender esta relación ya que las enfermedades cardiovasculares tienen repercusión sobre el funcionamiento cerebral y la buena noticia es que hay ciertos factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares que podemos controlar y que depende de lo que nosotros hagamos, nos referimos al control de:

• Colesterol

• Diabetes

• Hipertensión arterial - HTA

• La incorporación o sostenimiento de actividad física moderada en reemplazo del sedentarismo y la obesidad

• Agregamos también la eliminación del tabaco.

Las causas de enfermedades cardiovasculares pueden ocasionar y fomentar la aparición de demencias como el Alzheimer, entonces si mantenemos bajo control estos factores de riesgo cardiovasculares y si además incorporamos ciertos hábitos que son claves para un cerebro saludable, podremos disminuir los riesgos y prevenir en forma primaria la probable aparición de demencias.

¡Siéntase protagonista y comience ahora!

Hábitos saludables vs hábitos malos:

✔ La actividad física: la más recomendable de todas son las caminatas como un hábito saludable. Evita el sedentarismo y la obesidad (entre otros factores). El deporte además de ser una buena actividad física, puede promover la vida social activa junto a otras personas y tener benéficos contra el estrés. Los estudios demuestran que la actividad física también nos ayuda a modular el estado de ánimo, haciéndonos sentir mejor. Contribuye en el manejo de sintomatología depresiva y ansiógena.

✔ Adecuados controles médicos: no descuide su salud si presenta enfermedades como hipertensión arterial HTA, diabetes, colesterol elevado, alteraciones en tiroides. Estos son factores de riesgo que aumentan la probabilidad de accidentes cerebro vasculares, deterioro cognitivo y demencia.

✔ Alimentación saludable y equilibrada: elija una dieta rica en frutas y verduras (con predominio de Omega 3 y antioxidantes), evitando los excesos y aquellos alimentos con alto contenido graso. La hidratación es muy importante para el organismo, especialmente para un cerebro saludable, aun sino presenta deseo de beber agua, propóngase estar bien hidratado.

✔ Estimulación cognitiva: Hay que desafiar a nuestro cerebro, realizando juegos intelectuales o mediante la lectura. Intente aprender cosas nuevas, idealmente con otras personas. Reanude pasatiempos que le generan felicidad, incorpore probar algo nuevo, quizás eso que siempre quiso hacer y no pudo, como jugar ajedrez, armar una huerta o pintar, todo suma!.

Los talleres de Gimnasia Cerebral / Estimulación Cognitiva para adultos dirigidos por profesionales idóneos y capacitados, son también una óptima manera de mantener la mente en forma y de hacerle frente a los problemas de memoria y demás alteraciones cognitivas, sean estas propias de la edad o que estén relacionadas con alguna enfermedad en el cerebro.

✔ La salud mental es prioritaria: la expresión y el conocimiento de las emociones, comportamientos y pensamientos, el manejo del estrés también son claves para mantener una vida saludable. La consulta con profesionales psicólogos pueden ser de gran ayuda ante situaciones en las que nos vemos superados. Hay que evitar el aislamiento social y la postergación innecesaria de hacer una consulta a tiempo con un profesional de la salud mental.

✔ Relaciones sociales: aportan un gran valor para el cerebro, ya que nos remiten mantenernos activos generando intercambios con otros, afianzando vínculos con amistades y con la familia. · Evite la soledad, manténgase conectado socialmente.

Han sido estas solo algunas sugerencias, tenga presente incorporarlas gradualmente, ya que cambiar de hábitos es una tarea que puede resultar difícil, debido a que algunas conductas nos acompañan desde hace mucho tiempo y otras nunca fueron puestas en práctica, más allá de conocer su beneficio. Lo importante es que tome la iniciativa y que tome conciencia de lo beneficioso que podría resultar ir incorporándose en su dia a dia.

Escrito por:

Emanuel Nuñez

Licenciado en Psicología

MP. 11415

Neuropsicología clínica

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